Estamos viviendo un momento único en la sociedad moderna, y el mundo entero de alguna manera vive un gran aislamiento. Las personas están recluidas dentro de sus hogares, esperando a que la pandemia del Covid-19 desaparezca para que podamos volver a nuestras rutinas.
Para no parar por completo, muchas empresas (puede leer más al respecto aquí, aquí y aquí) están operando bajo la modalidad de home office, o al menos con las funciones que permiten tal modalidad. Este contenido, por ejemplo, surgió de una reunión programada hecha por videoconferencia y fue escrito por mí en la oficina que tengo montada en mi casa. Luego fue revisado por otras personas del equipo, en casas distantes de la mía, quienes accedieron al contenido a través de un sistema de almacenamiento en la nube y, una vez aprobado, fue publicado aquí, en QMC Conecta. Y en este momento está siendo leído por usted, que puede estar en cualquier parte del mundo en este mismo momento.
Debido a este cambio repentino en el modo de trabajo de muchas personas, las empresas de telecomunicaciones están deliberando cómo garantizar que los servicios de Internet y televisión no se vean perjudicados ante el aumento exponencial de la demanda doméstica de sus servicios: durante marzo deste ano, el tráfico en Internet en Colombia se elevó 38% respecto al mes de febrero
La importancia de comunicarse en tiempos de crisis
Desde las comunicaciones por señales de humo en el África o los diferentes sonidos de los tambores en China, hemos recorrido un largo camino para llegar a los teléfonos inteligentes de la actualidad, siempre guiados por el deseo del ser humano de comunicarse a distancias cada vez mayores y con mejor calidad. Con cada nueva barrera superada, nuestra comprensión de la comunicación, la distancia y la calidad también se amplía.
Este escenario actual nos permite reflexionar sobre el papel fundamental que las telecomunicaciones —y toda su infraestructura— tienen en tiempos de crisis.
Cómo las telecomunicaciones han cambiado la forma en que superamos las crisis
En marzo de 2011, un desastre natural afectó a Japón: un tsunami causado por un maremoto generó una gran devastación por donde pasó, además de causar una fuga en el reactor nuclear de la ciudad de Fukushima. El mundo, en pocos minutos, pudo compartir la preocupación de todos los japoneses, al tiempo que familias enteras en el país se desesperaban con las noticias. Gracias a las redes sociales fue posible conocer la situación de muchas personas. Una simple publicación en la línea de tiempo de Facebook, un tweet de pocas palabras o un mensaje de audio o video corto por WhatsApp fueron suficientes para tranquilizar a muchas familias. Y eso sólo fue posible gracias a que, a pesar de la destrucción, la infraestructura de telecomunicaciones resistió con pocos daños y pudo ser restaurada con rapidez.
QMC también experimentó algo similar durante el huracán María que devastó parte de Puerto Rico en 2017. La infraestructura de telecomunicaciones que construimos allí fue capaz de resistir, y se convirtió en un pilar fundamental para el gobierno y para las personas que estaban pasando por una situación muy delicada.
Incluso es posible imaginar que las pandemias que asolaron a la humanidad en el pasado, como la gripe española, podrían haber sido menos letales si hubiera existido un sistema de telecomunicaciones eficiente como el que tenemos hoy, capaz de informar a la población sobre cómo prevenirla. Después de todo, a pesar del brote del Covid-19 que estamos experimentando en la actualidad, también compartimos información entre países y poblaciones sobre la prevención y los tratamientos que son eficaces.
Hoy, como ya lo mencionamos anteriormente, muchas empresas logran resistir a la crisis actual gracias a las posibilidades que les ofrecen la infraestructura y los desarrollos en el área de las telecomunicaciones. La nube les brinda acceso compartido a los datos de archivos y sistemas esenciales, y las aplicaciones de videollamadas permiten que los equipos estén en contacto constante. Algunas empresas incluso logran organizar happy hours a distancia para que el clima siga siendo positivo entre los empleados. El home office permite que la productividad no decaiga, y de hecho puede llegar incluso a aumentarla.
Las telecomunicaciones como aliadas de la salud
Médicos, nutricionistas y psicólogos podrán utilizar las tecnologías de la información y la comunicación para ofrecer sus servicios: es decir, atender pacientes por videoconferencia. La idea es que la telemedicina descomprima los hospitales, para que estos puedan concentrarse sólo en los casos graves habituales además de los generados por el Covid-19.
Sobreviviremos a esta crisis: ya hemos pasado por otras y hemos sido capaces de hacernos más fuertes. Es simplemente algo característico del ser humano. Ahora bien, algo “más fuerte” en este caso puede ser lo que las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones pueden ofrecernos, como es el caso del 5G.
En un nivel más superficial, el 5G permitirá conexiones más simultáneas y con muchos más dispositivos conectados por km², además de aumentar la densidad y mantener una señal y velocidad de calidad.
En un nivel más profundo de innovación, permitirá nuevas posibilidades de abordaje para el campo de la medicina, proporcionando herramientas eficientes para vivir más y mejor. Por ejemplo, el 5G posibilitará el monitoreo de pacientes a distancia, la integración de dispositivos inteligentes (monitoreo del sueño, latidos del corazón, etc.) y hasta la realización de cirugías a distancia.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo las nuevas tecnologías nos permitirán tener una mejor calidad de vida. Tal vez, en un futuro no tan lejano, situaciones como la que estamos pasando hoy con el Covid-19 se conviertan en problemas simples de resolver.
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